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Mostrando entradas de 2012

Terapia

Me encontré con Teresa el 20 de octubre. La vi acercarse a la mesa de la cafetería con su andar característico, arrastre de pierna, contoneo de cadera, paso corto, pisada suave acompañada de un leve susurro de tacón. Un instante y, el tiempo transcurrido retrocedió para mostrarla veinte años más joven a mis ojos de hoy. Me levanté y le planté un beso en la mejilla, un sincero gusto me hizo abrir los brazos y estrecharla con cariño. Tanto tiempo le dije. Ella sonrió y complacida correspondió el comentario con un “y nosotras seguimos siendo las mismas”. Nos sentamos y dejamos que nuestras palabras hicieran eco a las de los otros comensales para perderse en los recovecos de los tiempos compartidos de la adolescencia. Ella se había casado y divorciado, madre de tres chicos varones y con un trabajo agotador como jefa de cocina de un negocio gourmet que la hacía atender detalles que a mi me parecían intrascendentes como aquellos referidos a la presentación de los platillos que teníamos s...

Cultura Peatonal

Cultura Peatonal I Catalina miró por el espejo retrovisor mientras hundía su pie en el acelerador. En su pequeño auto compacto se desplazaba por la angosta calle del centro de la ciudad. Atenta como siempre a su alrededor y concentrada en los carros que iban delante de ella, buscaba mantener una distancia adecuada y al mismo tiempo trataba de prevenir posibles percances con los peatones. No era raro que en un instante apareciera alguna persona frente al auto intentando cruzar a media calle. El ayuntamiento estrenaba el programa “Cultura peatonal” hacía una semana y en cada cruce había una persona llamada “asistente de tránsito” que se encontraba presta para ayudar en el cruce y orientar a los peatones a utilizar las esquinas para cruzar. La radio entonaba música y, Catalina la seguía moviendo sus labios. Iba sobre la avenida Rubí cuando en el cruce con Hidalgo, escuchó gritos, un golpe y un silencio absoluto siguió. II Tatiana miró el reloj. Las ocho con cinco mi...

Retazos de tiempos

Retazos de tiempos De color blanco pintado de rojas rayas paralelas que se encuentran unas a otras, cuello también blanco y sujeto con botones de presión equidistantes, corto sin más pretensiones que ser uniforme, así era. Le gustaba llevarlo con calcetas largas y zapatos blancos aunque el color oficial era negro. Pero qué más daba, ella los hubiese preferido rojos de charol para que hicieran juego con sus moños de listón lustroso que le sujetaban sus dos colas de caballo con las que se peinaba cuando había homenajes a la bandera. Esos días se preguntaba porque no era ella la abanderada, el honor de portar la enseña patria entre sus manos enguantadas y ondearla mientras marchaba con tono adusto. Le molestaba que sus compañeros durante ese momento significativo no estuviesen firmes, serios y con la adultez necesaria de los 5 años. Ya habría momentos para jugar en los columpios, en el sube y baja y en el resbaladero arcoíris de cemento. En esa época el color rojo era su favor...

Ella dejó el teléfono

Ella dejó el teléfono hablando solo boca arriba. Por el auricular, las palabras salían y se perdían en la habitación. Ella se había sentado en la silla de la cocina y había vuelto a picar la cebolla. No importaban ni los gritos de los niños que jugaban fut afuera en la banqueta. Ni ese repiqueteo monótono del teléfono que avisaba que del otro lado de la línea ya habían colgado. Ella seguía haciendo sonar el cuchillo contra la cebolla en la tabla de madera. Mientras, sus ojos jugosos soltaban el zumo de su tristeza, ella ya no estaba ahí. Se había colado por las rendijas de sus recuerdos y ahora lo abrazaba colgándose de su cuello en aquel día del mes de enero. "Cositas" - Le dijo, melosa- "eres un ..." -le decía cuando él la interrumpió con un beso.  -"Vamos, deja de hablar y acompáñame ahora a que te lo muestre, verás que es el mejor ejemplar de mi colección." Se dejó arrastrar guiada por su mano fuerte que la asía con suavidad. -"está bien, está bie...