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Mostrando entradas de 2013

Almas humanas

Fin. Así termina la historia que ha contado Anita. Cierra los ojos, la niña se duerme. Ana apaga la luz pero en esa simiente de mujer se yergue furtiva una raíz regada de historias comprimidas del mundo. A la sombra de Alicia, Aurora, Blanca Nieves, Hansel y Gretel, la pequeña se nutre y recrea un futuro de príncipes a la vuelta de la esquina, de lobos en camuflaje, vampiros apasionados que prometen vida eterna, espera y bondad que aguarda, obediencia recompensada, impronta necesidad de ser amada y de servir de estatua inmaculada por la beldad y juventud en ella aprisionada. Los años han de servirle de experiencia hasta discernir a los 40 ó 50 cual equívoca tarea y comprender que los infantiles cuentos, a la luz madura se convierten en reflejos fieles de humanas almas.

Zombi

Es tarde y el tiempo me dicta. Cada palabra se forma fuera de mi cabeza. Presiento que algo interno obliga al movimiento de dedos sobre el teclado. Soy un simple medio, un instrumento, un mero formalismo. Zombi escritor, autómata, procesador de textos diligente. Un observador externo que vierte pensamientos surgidos de un yo irreconocible por mi yo interno que sólo acompaña sin prejuicio alguno a ese cuatrero usurpador de neuronas. Junto a mí está siempre y hoy ha ganado el control como en una partida de naipes o un juego de dados. Sol o sello. La moneda en el aire. Perdí y heme aquí a su lado. Silencioso, me convierto en cómplice. Pretendo no ser partícipe. Aquí no hay ideas mías, reconozco y, sin embargo, me parece que algunos reflejan mis pensamientos más recónditos. Él me conoce y sabe de las flaquezas contra las que lucho. Mis temores y aflicciones. Atento acompañante, solícito entrenador de conciencias. Soy sólo un medio, un mero formalismo para explicarme que no soy sólo uno sin...

Inundación

La gota se ajusta a la física y en caída libre se extiende sobre el cristal del parabrisas. Junto a ella otras más se animan a explorar y se sueltan díscolas, sonrientes, adrenalina arriba. El instante fugaz de ser minúscula y la voluntad congruente de dejar de ser una para ser muchas. Tan juntas que crean charcos, tan juntos que se deslizan y llenan huecos, espacios y comienzan hundiendo llantas, guarniciones, banquetas, pies, árboles, desbordan ríos y canales, alcanzan casas. Ejército de gotas que siguen instrucciones químicas para conjuntar sus moléculas y formar huestes que arrastran autos, refrigeradores, animales y personas. Van lavando el terreno, ajustando formas a los árboles, labrando las riberas del río y tomando prestadas las tierras aledañas. Sin permiso se cuelan por los techos, se apretujan tanto que pasado un tiempo ablandan materiales duros. Su insistencia y persistencia tienen una férrea fe que se demuestra desplazando la tierra de las montañas de un lugar a otro. No ...

Encuentro violáceo

El tinte violeta que sus ojos desprendían me sorprendió de momento. No esperaba que tras esas pestañas bajas estuvieran cobijados dos imanes. Obligué a mi cerebro   a desconectar mi vista de esa magnética energía sublime, cerré los ojos y en mi mente apareció su reflejo inverso. Mientras tanto sonreías divertida. Repuesto, me centré en la petición primera, y pregunté de nuevo, ¿el señor Martínez? tengo cita a las once, me escuchaste atenta con la pluma en tus labios jugueteando con tu lengua. Media vuelta diste para consultar la agenda, Outlook, me dije. Efectivamente, si hay una cita, su nombre es… Carlos Darwin, completé. Como siempre, mi nombre despertó la sonrisa, sí… como el de la teoría de la evolución, la culpa la tiene mi padre. Pero que pecado he de estar pagando, el karma se hereda decía papá ni modo me tocaba a mí tomar venganza, a mi tampoco me fue fácil ser Carlos Marx. Vaya familia la mía, por qué hacer caer sobre sus propios hijos la misma piedra. Pero mis hij...

De la triste noche en que llovía

De la triste noche en que llovía Llovía, llovía en la noche triste Lagrimas rodaron en cristales Sueños perdidos en añicos Sin esperanza, con fe desterrada Colmena sin miel Ella llora tras la ventana.

Muerte breve

Muerte breve Instante de sangre acumulada En reversa la película de vida Sonrisa del hijo Hija sonrosada Artero destino. Muerte en retroceso Aneurisma fallido Metal que me abraza. Despierto a la vida Con muletas, la esperanza.

Separación

Separación Debí decirlo a tiempo con palabras precisas y llanas Sin dejar asomar al amor trasnochado Al miedo dejarlo de lado Descorchar la botella explotar sentimientos verterlos al viento. Corazón derrotado, sonrisa perdida, ausencia, mas independencia.

Negro

Negro La calma del viento te trajo conmigo Me revolví en la cama, encendida tu mirada Desnuda presencia embate mi alma Reina la agonía en la noche distante Del tiempo perdido recuerdo palabras Amor, cobardía, final. En silencio… aguardo la luz.

Entrecortes

Entrecortes Uno) Morí una noche de primavera Cuando tocó turno al ave cantar su trino No fue el gallo ni el ruiseñor Azul de plumaje, tuiteó su mensaje Candor telegráfico tres palabras #nosvemosluego y después silencio.   Dos) Conversación acotada, recortada, tartamuda, tuiteada Abierta individual conciencia unida al murmullo de la multitud anónima Expongo mi ser, mi persona, abro ventanas y puertas.   Tres) Continuo vertedero de @lmas Sin #encuentro verdadero.

Del yo lector

Del yo lector   Obscura lectura de letras impresas Discurrir del pensamiento, interna imagen Sueños, esperanzas y realidades contrastadas Sirviendo de balanza, lectura descifrada Razonamiento condicionado a la experiencia Intuición a la alza, escritor que me llama Espejo enfrente, me reconozco En el otro soy yo en el yo soy el otro Libro que atrapa y subyuga la mirada Transfiguración instantánea Mutación figurada Ante la mirada, inmóvil Frente a ti, callada En cambio, mi ser no descansa Conmuto caminos de conciencia Al final, comunión de almas.    

Verano

Sucedió un día, cuando dejó de pensar que la vida podía colorearse tan sólo de rosa. Cerró ese cuaderno desgastado que la había acompañado desde que su padre se lo regaló aquella navidad de 2008. Curiosamente pequeño, regordete, repleto de hojas en blanco y con un diminuto candado. Para tus sueños, mi princesa, había dicho entonces.Quince veranos con sus respectivos otoños, inviernos y primaveras habían dejado huella tras esos trazos de adolescente temprana que en sus primeras páginas dejaban adivinar a la mujer en la que se terminó por convertir. Caminó hacia la calle y en un bote de basura lo arrojó sin voltear siquiera. Vamos dando vuelta a la página, pensó y apurando sus pasos cruzó la estación del autobús. Podemos imaginarla agitando el cabello dorado hasta más allá de su cintura, meciendo sus brazos casi en trote marcial. Su bolsa verde militar, las botas a la rodilla y su camisa casual atada por un cintillo a la cadera le daban el carácter de saber tomar al toro por los cuernos...