Zombi
Es tarde y el tiempo me dicta. Cada palabra se forma fuera de mi cabeza. Presiento que algo interno obliga al movimiento de dedos sobre el teclado. Soy un simple medio, un instrumento, un mero formalismo. Zombi escritor, autómata, procesador de textos diligente. Un observador externo que vierte pensamientos surgidos de un yo irreconocible por mi yo interno que sólo acompaña sin prejuicio alguno a ese cuatrero usurpador de neuronas. Junto a mí está siempre y hoy ha ganado el control como en una partida de naipes o un juego de dados. Sol o sello. La moneda en el aire. Perdí y heme aquí a su lado. Silencioso, me convierto en cómplice. Pretendo no ser partícipe. Aquí no hay ideas mías, reconozco y, sin embargo, me parece que algunos reflejan mis pensamientos más recónditos. Él me conoce y sabe de las flaquezas contra las que lucho. Mis temores y aflicciones. Atento acompañante, solícito entrenador de conciencias. Soy sólo un medio, un mero formalismo para explicarme que no soy sólo uno sino muchos. Y éste es uno y yo, yo sólo un reflejo fantasma de mi ego.
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