Sentimientos encontrados

A propósito del Nobel de literatura, mi hija preguntó mi opinión del galardonado en 2016 y al escuchar mi respuesta me pidió que escribiera sobre mis argumentos y los publicara como columna. Aunque no tengo autoridad literaria, salvo que me encanta leer y amo los libros, me decidí a escribirla atendiendo a la libertad de expresión, derecho al que me apeo en este caso.

Estoy, le dije, en un punto incierto, como en la escala intermedia de una encuesta de satisfacción. Por un lado, este premio puede indicar un desdén hacia la literatura, concebida desde el punto tradicional, o dentro de la caja, o más bien, dentro del formato tradicional de la expresión verbal impresa. Los premiados anteriormente estuvieron en un soporte de transmisión exclusivamente visual a través de la lectura. Además, sus escritos fueron dentro de géneros literarios como la novela, poesía, ensayo, cuento y, algunos casos, en crónica. Dar este reconocimiento a alguien fuera de este contexto puede tomarse como que no hay un contendiente, dentro de esta concepción, a la altura este año para obtenerlo, lo que es, francamente incorrecto. En la lista hay varios candidatos, desde hace años, que lo merecen. También es grande la lista de quienes no lo obtuvieron antes aunque su legado es la prueba de su claro merecimiento. Otro apunte es que este premio puede dar la idea que la lectura es obsoleta, ya nadie lee, ¿por qué darlo a un escritor de novelas o cuentos?  Algunos refutan este argumento diciendo que ahora se lee más, aunque esta lectura está asociada a mensajes instantáneos, frases sueltas, ideas descontextualizadas y matizadas según el trending topic del momento.

Ahora bien, darlo a un artista que interpreta su literatura acompañada de música abre la puerta al reconocimiento de que la literatura no está con grilletes anclada a la palabra escrita. El arte de la expresión verbal se puede valer de diferentes soportes y, la oralidad fue, en sus inicios, el medio de transmisión para la literatura, pienso en los juglares y en el Cantar del Mío Cid.
Este viraje en la concepción de la literatura la hace más cercana, amplífica su radio puesto que se reconoce su penetración vía el sentido auditivo. Nos hace pensar que debe haber muchos más autores líricos merecedores de este premio que habían sido desdeñados por el carácter exclusivo de la palabra escrita. Y aún más, esta asignación del Nobel, también abre la puerta a que otras formas de literatura transiten este camino como la caricatura, el guión cinematográfico, animé, los blogs, los tuits, las novelas en instagram, y aún vendrán más.

Lo que sí queda claro es que la literatura permea la sociedad, es intrínseca al hombre, lea o no lea, escriba o no escriba, cante o no cante, cuente o no cuente, cada uno vivimos en la ficción de ser humanos. Esos seres que aún cuando quietos duermen, su cerebro inconsciente crea esa energía que produce sueños que se esfuman cuando se despierta, lo mismo cuando se cierra un libro o cuando la última nota musical de Dylan deja de propagarse en el viento.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pedazo de cielo

Divagaciones sobre un dedo enfermo

Retazos de tiempos