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Mostrando entradas de 2017

El espejo (1987?)

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El espejo (1987?) -->  Escuchar cuento . Este es un cuento que escribí a fines de los ochentas, forma parte de un libro de cuentos titulado Juegos de conciencias. No ha sido publicado a la fecha y lo tengo impreso y encuadernado. Por lo que fue más fácil leerlo que escribirlo de vuelta. Estoy en búsqueda del disco flexible donde fue grabado para subir aquí el texto.

Toque de queda (1993-1994?)

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Toque de queda (1993-1994?) -->  Escuchar cuento . Este es un cuento que escribí a principios de los noventas, forma parte de un libro de cuentos titulado Juegos de conciencias. No ha sido publicado a la fecha y lo tengo impreso y encuadernado. Por lo que fue más fácil leerlo que escribirlo de vuelta. Estoy en búsqueda del disco flexible donde fue grabado para subir aquí el texto.

Un angustioso cuento breve (1994?)

Un angustioso cuento breve (1994?) -->  Escuchar cuento . Este es un cuento que escribí a principios de los noventas, forma parte de un libro de cuentos titulado Juegos de conciencias. No ha sido publicado a la fecha y lo tengo impreso y encuadernado. Por lo que fue más fácil leerlo que escribirlo de vuelta. Estoy en búsqueda del disco flexible donde fue grabado para subir aquí el texto.

La espera (1988?)

La Espera (1988?) --> Escuchar cuento . Este es un cuento que escribí a fines de los ochentas, forma parte de un libro de cuentos titulado Juegos de conciencias. No ha sido publicado a la fecha y lo tengo impreso y encuadernado. Por lo que fue más fácil leerlo que escribirlo de vuelta. Estoy en búsqueda del disco flexible donde fue grabado para subir aquí el texto. Escuchar

Un agujero negro

La imagen en la pared del cuarto de una niña. Llegó un día a casa bajo el brazo de su padre y la colgó en la pared de las cabeceras de las camas gemelas. Quedó justo al centro sobre el pequeño buró que separaba los sueños de las dos hermanas mayores. Cuando quedó listo, el padre llamó a las hijas y les preguntó si les gustaba. La mayor, sonrió y le dijo que sí, que era un cuadro lindo y que hacía juego con la nueva recámara estilo romántico que recién estrenaban. Además, agregó el padre, la lámpara de porcelana de seis candiles la iluminará de tal modo por las noches que su cuarto será un palacete de princesas. La segunda hermana, sentada a la orilla de su cama, escuchaba sin dar una respuesta. Permanecía observando el cuadro. ¿Te gusta? Mira, se parece a tí, su mirada es como la tuya. La niña, volvió la vista a su padre y dijo, a mí no me gustan los perros papá, él la abrazó y riendo le hizo algunas cosquillas que le arrancaron risas. No bien su padre salió del cuarto, la menor se...

Un instante a dos vistas

Un instante a dos vistas Caminaba hoy por la mañana bordeando el río Culiacán, pisaban mis talones casi las 7 am cuando al voltear a la derecha la vi, señorona sobre la niebla, a ella, la luna desafiar al sol. Me ubiqué en el instante, el sol en el oriente, la luna al poniente y, río y yo mudos al centro de este brete. Noche y día, día y noche, y como río fui un instante gota a gota fluí tiempo, materia me supe líquida vital. Dejé el borde me incorporé en esencia a ese camino en movimiento y nos alejamos río y yo juntos pasando instantes mientras los astros en un mismo cielo peleaban el tiempo. 14/enero/2017 6:56 am Junto al río Culiacán

El hombre-niño

Andando por la calle este burro me encontré en mi interior un niño de repente despertó Lo miré con asombro y mis años olvidé Corrí hacia la cerca le hice muecas, lo llamé mientras reía. Su mirada se clavó en mí, él no vio al niño. No sonrió, dio un sonido de reprobación. Hombre soy de nuevo, el civilizador, que convierte campos en ciudades y se asombra al descubrirse destructor. Borriquito no rebuznes Deja de lamentar que ese niño de antes sea este hombre autoproclamado superior. No es culpa sino de un ego que vive en su interior. Cuando niño ni caso le hace, cuando crece...el niño duerme.

Culiacán abajo

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Correr entre los árboles Ribera de río Humaya, tu camino. Pájaros bordeando orillas vuelan bajo con remos de alas La Luz del Sol se cuela entre las ramas. Persigo tu sombra que cuelga de tus pantorrillas. La respiración profunda, jadeante se escucha y se mezcla con el viento. Acelero la marcha, el corazón a tambor batiente me acompaña. Mis ojos se fijan la meta mientras las rodillas tambalean. Sigo a tus espaldas, a compás pausado. Las ardillas se esconden aturdidas por la mañana. Las hojas secas entre las piedras crujen bajo las pisadas. Y el agua nos sigue, parece que ríe, se siente contenta cuando se acerca a la confluencia. Escucho el saludo, un choque de manos entre dos ríos que a diario se encuentran. Tamazula y Humaya festejan mientras corren Culiacán abajo. Y mi corazón te alcanza.

En la playa de Isla de Cortés

De azul brillante, la tarde donde las olas sin fatiga juguetean con reflejos. Bajo las sombrillas, dos pupilas fijas en el horizonte. Aguardan pacientes mientras el viento azuza al oído y en el cielo aparece. Dos alas extendidas amarillas, el pájaro mecánico planea, levita rozando la playa. El equilibrio natural por un instante se rompe. Los ojos siguen la trayectoria amarilla hasta que la pierden. Regresan, el par, a sus orígenes inamovibles. A contraluz vislumbran la figura del caballo surgida de las profundidades del océano. El hipocampo de Poseidón avanza en vertiginosa carrera y atrás le siguen cinco más. Hombres de pies alados les dan alcance y los montan. Rejegos los animales, se encabritan y dan brincos entre las olas. Más tarde se apaciguan, se conforman y bailan con pasitos cortos mientras el jinete se yergue. Vuelve el equilibrio a reinar en la Tierra mientras que se ignora la ira de Poseidón que llega silenciosa en forma de mar de fondo. Anega las playas, levanta sus ol...

La llave maestra

Vivo en una ciudad donde el Sol ilumina y calienta de lleno. Una ciudad donde la luz se cuela y verdea los campos. El agua de tres afluentes cruza su corazón de cemento mientras los puentes peatonales se pelean por los transeúntes. En sus riberas, niños y familias enteras se reúnen sábados y domingos. Ahí juegan, descansan, se ejercitan, conversan, pasean y disfrutan de la naturaleza. Esta ciudad, como muchas otras, adolece de un tráfico vehicular que estrangula sus arterias principales. También su crecimiento expandido ha debilitado zonas del antiguo centro que por las noches luce desierto en contraste con el tránsito diurno. La luna brilla casi siempre esplendorosa y suele seguir a los niños que la observan con detenimiento, sobre todo cuando van en la caja trasera de una camioneta en movimiento. Aunque mi ciudad está llena de luz directa y luz reflejo, además de luminarias en sus calles, casas y riberas de los ríos, sorprende la oscuridad. Hay sombras que asaltan, roban, hieren y m...