2049: El algoritmo


2049: El algoritmo


En un mundo disímil no hay un solo camino sino cristales diversos que dibujan diferentes realidades, por ello, el futuro no escrito se reconfigura en acciones.

Catalina cumple este 30 de enero sus 80. Nació cuando los Beatles cantaban su último concierto sobre una azotea. Quien lo dijera que su pasión por el conocimiento la tendrían aun trabajando y yendo y viniendo de un lugar a otro sin moverse un ápice de su silla. Ha tenido un día ajetreado ofreciendo asesoría a jóvenes de Nigeria en su propio idioma usando su avatar preferido, pues participa como voluntaria en el Centro Mundial ProConocimiento donde adultos mayores apoyan como mentores a niños, jóvenes y adultos a solventar brechas de inequidad educativa. Estas personas de la tercera edad que con los avances tecnológicos han aumentado su esperanza de vida han encontrado en esta actividad una respuesta a la soledad y una motivación para continuar siendo productivos en esta sociedad tecnológica a la que han sabido adaptarse como si fueran jóvenes surfistas montados en grandes olas.
Muchos se han preguntado cómo Catalina siendo una análoga del siglo pasado ha podido mantener su jovialidad intelectual y tecnológica. Viajera del tiempo, ha sabido como teletransportarse por diferentes tecnologías. No en vano inició su carrera como bibliotecaria, profesión extinta, pues el libro impreso no existe salvo en uno que otro museo en donde se conserva alguna pieza como arte-objeto.  Incluso, la palabra biblioteca es una palabra arcaica en su concepción pues ahora son centros de información virtuales o, brevemente llamados hubs.
Los contenedores de información se han liberado de ataduras físicas y de codificación meramente textual. La información corre líquida y transparente entre dispositivos en una homologación de formatos que permite su transferencia instantánea, visible en cualquier superficie. Gracias a la decodificación de materiales en información es posible transferir y recodificarlos en otras latitudes. La teletransportación es una realidad, aunque todavía no se pueda teletransportar a una persona si lo puede hacer su representación física, como lo hace Catalina aunque recurra a una recreación juvenil de sí misma. Al menos, a distancia sigue siendo la misma que hace cincuenta años.
Desde el 2018 se hablaba de la educación precisa personalizada basada en analíticas de aprendizaje pero en términos prácticos hasta el día de hoy ha sido posible verlo en la realidad. 2030 fue el año dominante del Big Data en la educación, cuando las analíticas de aprendizaje y los intereses de los estudiantes de acuerdo con sus juegos y publicaciones en la red dibujaron y desdibujaron su futuro profesional. Se dio paso a la generación de un currículum personalizado presentado a selección en el que se elige y se construye el camino intelectual y profesional basado en logros y certificados por competencias. Los empleadores atentos empezaron a observar e iniciaron con apuestas a aquellos que auguran un futuro, pero también retiran sus votos a aquellos que se alejan de sus perfiles como empleadores. Las universidades atentas al juego de este llamado Algoritmo construyen y deconstruyen experiencias y sus profesores conforman perfiles en torno al cumplimiento de expectativas de unos y otros.
Antonio fue uno de los primeros en concluir el Algoritmo ahora en 2049. En un principio, levantaba ciertas sospechas que todo el sistema educativo y de entretenimiento tuviera información que alimentara al Algoritmo, pero la firma del convenio para entrar al instituto por consentimiento aunque atentaba contra ciertos principios de privacidad de datos personales también recalcaba grandes beneficios. Así que si de cualquier manera podían obtener los datos por otros medios y no tener acceso a las posibilidades que te brindaba el instituto con el Algoritmo, pues mejor sería aprovechar la oportunidad. El sistema educativo basado en el Algoritmo tiene el siguiente funcionamiento: el estudiante ingresa y con él migra la estela de huella digital almacenada en las diferentes plataformas educativas, tecnológicas, de comunicación y de entretenimiento en el que de una u otra forma se ha tenido contacto a lo largo de la vida, generando un perfil diagnóstico neurológico actitudinal digital (pDNAd) que se codifica y decodifica en función de sus actividades comunes en línea. De esta forma, el Algoritmo ofrece oportunidades de aprendizaje derivadas de sus propios niveles de competencia y de sus intereses más próximos, siempre vinculado con las oportunidades laborales que el mercado laboral demanda y que, constantemente, es verificado en función del posicionamiento geográfico del sujeto. En este entendido, los profesores trabajan en pequeñas piezas de contenido llamadas objetos de aprendizaje OA que insertan en situaciones C definiendo niveles de competencia iniciales y niveles de logro escalonado que permiten a los alumnos construir aprendizajes contextualizados y que son cercanos a la realidad R. En corto, denominados CROA (Contexto-Real Objeto de Aprendizaje) y que son acompañados por un conjunto de metadatos que permiten estructurar y organizar contenidos vivos en función de las lagunas del conocimiento, competencias y actitudes que se detectan en los perfiles teniendo una currícula como un organismo siempre vivo que se alimenta, transforma y reconfigura.
Pedagogía y tecnología forman parte activa del entramado de este entorno educativo singular. Sin embargo, parte importante es la concepción intrínseca de la participación social y la sostenibilidad en cada uno de los CROA. Los profesores establecen alianzas estratégicas con empresas, organizaciones civiles, gubernamentales y con la comunidad en general para generar estos CROA y los diseñan considerando competencias éticas y ciudadanas con visión estratégica sostenible. La comunidad se abre a las posibilidades educativas y pone a disposición de los profesores un banco de oportunidades-problemas que el profesor modela pedagógicamente en forma de desarrollo de competencias y éste, a su vez, ofrece alternativas de solución que pueden ser tomadas por los ciudadanos para resolver situaciones específicas de la comunidad. Esta simbiosis academia-comunidad obliga a cada uno de los simbiontes a reconstituirse constantemente.
Algo que ha sucedido en este nuevo formato educativo es que los niveles educativos se borran, no hay niveles finales para el aprendizaje, no hay grados terminales de estudio, ni competencias finales por alcanzar, siempre hay oportunidad de mejora, las situaciones y los contextos cambian, el currículum no se constituye por diplomas sino por experiencia de trabajo, por evaluaciones realizadas por externos que validan la experiencia profesional y la labor realizada en un contexto específico. La dinámica de trabajo se concentra en realizarlo bien y con las especificaciones esperadas para construir un prestigio personal en función de la acción y al mérito.

El Algoritmo como un gran animal se engrandece y se establece como un laberinto, un gigante de mil cabezas, el estudiante se enfrenta así a cuestionamientos sustanciales derivados de esta dinámica singular de espiral y de hoyo negro. En la constante pregunta de qué camino tomar se enfrenta a la potestad universal del libre albedrío, se enfrenta por ello a sí mismo, al entendimiento cabal de su fin último, de sus metas, y se pregunta ¿cuál es el fin? ¿cuál considera su éxito? Entonces el otrora gran algoritmo se reduce y aparece ante él otro, un Algoritmo superior, mayúsculo, y lo principal, es propio, uno generado por sí mismo; en el que filosofía y ser triangula entre lo físico, intelectual y espiritual y acaba retorciéndose en un bucle interno e infinito. Antonio empezó a reconocer en esta dinámica reflexiva a un dragón dorado interno que lo llamaba y lo hacía recurrir a intereses antes no socorridos, empezaron sus lecturas filosóficas, la literatura, la sociología, la historia, todo aquel conocimiento que podía haber quedado de lado por no ser útil en la vida práctica le empezó a ser necesario. El algoritmo externo inicial conformó en él un algoritmo interno sustancial de confrontación y reflexión que le permitió migrar hacia la autorrealización. Como Antonio, muchos otros empezaron a buscar la utilidad de lo considerado inútil o no monetario y se obligó, tecnológicamente, a volver a un renacimiento humanista ampliándose las alternativas de elección haciendo todavía más grande la maraña del algoritmo. Pero no importa el tamaño, ni las opciones, sino que todo se reduce a una sola competencia, la fortaleza de acometer con temple de carácter una sola potestad: la de libre albedrío aceptando sus consecuencias.



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