Sin cuenta

Llegué sin darme cuenta, aunque los conté año con año, al final, perdí la cuenta y me quedé sin cuenta.
Ni edad de oro ni cabello plata y menos quebrar la piñata.
De diez en diez cinco veces y en tostón se convierten. Ni viejos los cerros se vuelven pues cada primavera reverdecen.
Así que el ciclo se repite y quien nace en primavera no envejece, de experiencia dicen, enriquece.
Se sube el último escalón sabiendo la bajada cercana. En romano, L igera, como una patita estirada dejo atrás el XLIX. Me rehuso a la cuenta y mejor me quedo sin cuenta, aprovecho mi nombre "nacida en primavera". Ya lo decía papá: más sabe el diablo por viejo... no importa entonces que no sepa porque no llegaré a vieja, aunque siga ganando experiencias por medio siglo más, si Dios asiente.

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