Cap. 14 Dime que fue sólo un sueño.

Ir a Capítulo ICapítulo IICapítulo IIICapítulo IV, Capítulo VCapítulo VICapítulo VIICapítulo VIIICapítulo IXCapítulo XCapítulo XICapítulo XIICapítulo XIIICapítulo XIVCapítulo XVCapítulo XVICapítulo XVII


Dime que fue sólo un sueño.


XIV

La madre (,) naturaleza (,)  amorosa.

El mundo me parece radiante en Moscú, si antes bailaba para olvidar tristezas, hoy bailo de alegría. Pronto seré lo que nunca creí. He estado pensando tanto como lo acurrucaré entre mis brazos y lo llenaré de besos. No paro de canturrear aunque Lent no está contento porque no he podido hacer presentaciones, eso no me quita el sueño. Cuando empiece a caminar lo llevaré a México para que conozca sus raíces y descubra las puestas de sol en el horizonte. Irá de mi mano y diré a todo el que me quiera escuchar, éste es mi hijo, yo soy su madre y estoy orgullosa de él. Julia sonríe mientras abraza su vientre y siente el golpeteo de unos pies entre sus carnes. Ese ser que se revuelve en el útero parece escucharla. Si vienen los odontólogos a visitarla a ver por sí mismos sus dientes y mandíbula, ya no se molesta. Les sonríe, abre su boca y deja que dibujen y tomen notas mientras se divierte de ver sus caras de asombro al comparar las ilustraciones de su libro con las impresiones que hace unos años le tomaron en Londres y que ahora son objeto de estudio.
La visita continua del Dr. Chizh para atestiguar la evolución de su estado durante los primeros días del mes de marzo parece presagiar complicaciones del embarazo. Julia reposa en  cama, su corta estatura de un metro con treinta y siete centímetros es un factor de riesgo. El producto, como se refiere el médico al objeto de su alegría, está en la posición correcta, sólo un poco encajado en la pelvis del lado derecho. Lent no dice nada, pero su rostro de molestia parece recriminarla, ha dejado entrar a su cuarto al público que de cuando en cuando se asoman y se acercan de a poco a observarla. Pobre, se dice Julia, se preocupa por los gastos y busca como tener entradas; por eso, ella canta al bebé sabiendo que, ahora da un espectáculo desde su recámara.
Es 20 de marzo de 1860, día en que el puerto de Veracruz cumple 5 días de bombardeos por parte de Miramón que busca derrocar el gobierno constitucional e itinerante de Juárez mientras que, Julia postrada en cama, sonríe al sentir un cuerpecito caliente bajo su brazo, él ha nacido tras un parto difícil donde fue necesario utilizar fórceps. Es un niño fuerte, se dice Julia, no sabe que tuvo que ser reanimado por asfixia en su primer aliento. Ella está débil y murmura, soy tu mamá, soy tu mamá y duerme, bajo la mirada del científico del museo anatómico de la Universidad de Moscú que como buitre espera.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Pedazo de cielo

Divagaciones sobre un dedo enfermo

Retazos de tiempos