Cap. 16 Dime que fue sólo un sueño.

Ir a Capítulo ICapítulo IICapítulo IIICapítulo IV, Capítulo VCapítulo VICapítulo VIICapítulo VIIICapítulo IXCapítulo XCapítulo XICapítulo XIICapítulo XIIICapítulo XIVCapítulo XVCapítulo XVICapítulo XVII


Dime que fue sólo un sueño.


XVI

En una jaula de cristal con cuerpo reconstruido para gustar al espectador desde 1860, entonces como ahora, mujer.

Cinco días después de ser madre, a los 26 años, Julia se desprende y de la mano de su hijo se observa sobre una losa de cemento en la que a ambos embalsaman. Se siente ligera y contenta de regalar su empaque a la ciencia. Lent recibe algo de dinero por sus cuerpos, pero no está contento, de qué vivirá el pobre. Pasa el tiempo mientras son objeto de estudio y exposición en Moscú. Su marido reclama su regreso y los consigue de vuelta. Ahí está ella que trata de reconfortarlo, están con él aunque no se muevan y comprende cuánto amor le manifiesta al querer perpetuar sus cuerpos junto a él, aun cuando sea para seguir mostrando un espectáculo inerte al público. No hay más canto ni baile y, de cualquier manera, las monedas siguen cayendo en el bote. Al público hay que darle lo que pide, permanezco de pie dentro de una caja de cristal.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pedazo de cielo

Divagaciones sobre un dedo enfermo

Reconociendo la galaxia de los servicios de una biblioteca.